Hay poco que contar sobre nuestro útimo día en Suecia. No tenemos fotos, porque nos pasamos el día viajando en el coche. Teníamos que volver a Göteborg, ya que desde allí salía el avión y entre Gavle y Göteborg hay 556 km.
Nos levantamos a las 9 e hicimos bien la maleta, guardando bien los recuerdos que habíamos comprado, intentando que no hicieran mucho bulto. Afortunadamente de peso íbamos bien. Nos dimos el último homenaje en forma de desayuno con Baldesca y fuimos a devolverle a Melanie y Rebecka los colchones que nos habían dejado. Gracias a ellas, dormimos la mar de bien. Después nos despedimos de Baldesca, agradeciéndole todo también, porque fueron 36 horas inolvidables.
Después nos pusimos en camino ya, que entre una cosa y otra eran las 11 y a las 18:00 teníamos que devolver el coche. El viaje fue muy agradable y además hizo un día genial. Si el día que estuvimos en Uppsala no vimos en ningún momento el sol, el último día que estuvimos en el país, no vimos ni una nube. Eso, sí hacía bastante viento. Comimos en un Burger King que había en la autopista y llegamos con tiempo suficiente para dejar el coche y que todo fuera bien.
Sobre las 3 de la tarde nos llamó Miguel y nos preguntó cómo íbamos a ir al aeropuerto. Pensábamos ir de la misma manera que al llegar: coger el bus; pero nos dijo que si queríamos, su padre nos podía acercar. Le dijimos que nos sabía mal, pero insistieron y al final aceptamos porque así podríamos despedirnos.
Cuando dejamos el coche, esperamos un rato en la estación y vinieron los dos a buscarnos. Jo, la verdad es que con gente así da gusto, no tenemos palabras para agradecer lo bien que se han portado con nosotros. Espero que dentro de poco puedan venir a Barcelona y podamos devolverle la amabilidad. Así que después de poco rato y una conversación y compañía más que agradable, nos dejaron en el aeropuerto, muy contentos de habernos conocido, agradeciéndoles todo lo que habían hecho por nosotros, y esperando verlos muy pronto.
Después de pasar el control, conocimos los entresijos el aeropuerto: una sala de espera pequeña con tres puertas de embarque una al lado de la otra, un bar y una tienda de perfumes, tabaco y licores. El avión salía a las 21:20. Y allí esperamos para embarcar, mientras recordábamos todos los días vividos, los maravillosos lugares y los inolvidables momentos que íbamos a recordar siempre.
Gracias Miguel, Teresa, Baldesca y todos los demás. Y sobretodo, gracias SUECIA!!!