domingo, 8 de abril de 2012
VUELO EN GLOBO
5 de febrero de 2012
Y emprendemos el camino de vuelta a casa, esperando volver a repetir la experiencia, la próxima vez, si puede ser, en un mejor paraje, aunque nos conformamos con lo de hoy. Ha sido una experiencia increíble que recomiendo a todo el mundo. No os arrepentireis.
El 5 de febrero de 2012 cumplí otro de mis sueños. Era algo que me apetecía muchísimo desde hacía mucho tiempo y que tenía muchas ganas de probar: Volar en globo. Javi lo sabía, así que ese fue su regalo de navidad. Buscó una oferta en Internet y esto nos llevó a la empresa Camins de Vent, de la cual sacamos una oferta que estaba bastante bien: 300 € vuelo, copa de cava y reportaje fotográfico.
Nos hubiera gustado hacerlo en La Cerdaña, en el Pirineo Catalán, porque tenía que ser súper bonito, pero se nos caducaba el 31 de marzo y ya habíamos tenido que aplazarlo dos veces por mal tiempo, así que pensamos que en el próximo sitio en que se hiciera, allí lo haríamos y tocó la plana de Vic. Quedamos en un bar en la carretera principal a las 8 de la mañana con los pilotos. Cuando estábamos todos, nos pidieron que los siguiéramos con nuestros coches. Éramos 4 parejas: tres parejas jóvenes y madre e hija. Nos guiaron a un campo y aparcamos los coches. Entonces hicimos las presentaciones, nos dieron algunas instrucciones y empezamos a montar el globo. Y digo empezamos porque nosotros tuvimos que participar. El todo terreno que transportaba el globo entró en el campo y dejó la cesta tumbada de lado. Entonces le pusieron todo los anclajes y estiraron la tela del globo. Después sacaron un ventilador con una gran potencia, que empezó a inflarlo y nosotros teníamos que abrir la tela para que el aire entrara bien. Nos íbamos turnando a ratos y yo aproveché para hacer unas fotos.
La mejor hora para volar es a primera hora de la mañana y es mejor en invierno que en verano, es un tema de condiciones atmosféricas y metereológicas. Volar de noche está prohibido y también antes de la salida del sol y después de la puesta. Pueden entrar al mar pero no más de 2 km hacia adentro, porque aunque pueden controlar la altura a la que quieren volar gracias a dejar escapar gas o no y dirijirlo un poco con una cuerda que hace las veces de timón, no pueden dirigir hacia donde volar y el globo hace un poco lo que le da la gana. La empresa que fabrica las telas está en Manresa y hace el 50% de las telas de los globos de todo el mundo. Por lo que nos explicaron, participan en muchas expediciones en muchas partes del mundo, incluso con gente famosa como Calleja. En aproximadamente media hora el globo prácticamente está inflado y entonces le ponen unos cuantos fogonazos de gas para terminar de inflarlo. Con esto ya él solo hace que la cesta se ponga en pie y está preparada para subir. Pero entre los pilotos y Javi, tienen que aguantarla un poco para que podamos subir y no se vaya volando. La cesta tiene tres compartimentos: uno, donde va el piloto y las bombonas de gas y los otros dos, donde van los pasajeros. Van 4 delante y 4 detrás. Es bastante estrecho y vamos apretujados, pero vale la pena.
Empezamos a subir todos. La cesta no tiene puerta, sino que tiene como unos agujeros en los que metes el pie y hace un poco de escaleras. Nos colocamos en posición y vemos que hay unas cuerdas justo delante nuestro para agarrarnos. El piloto nos dice que para el aterrizaje, que a veces es forzoso, nos tenemos que agarrar a la cuerda y agacharnos para amortiguar el golpe y que no nos hagamos daño. Dicho esto, el otro piloto, que se quedará en tierra, suelta la cuerda y el globo va elevándose lentamente. No hay ni una gota de aire y no se nota absolutamente nada. Yo que tengo tanto vértigo y que cualquier cosa me da cosquillas en el estómago no noto nada. También es porque soy bajita y la cesta me llega al pecho, pero sabes que subes y bajas porque ves que las cosas están más altas o más bajas pero no porque notes nada.
Poco a poco vemos como el piloto, los coches, el campo, las casas y todo lo demás se va haciendo cada vez más pequeño. Es increíble, todos flipamos. Nos escanta, es muy bonito. En ese momento pienso que si es un sitio con mucha naturaleza, por ejemplo una montaña con sus lagos y ríos, tiene que ser una pasada. A penas se oye nada. No hace nada de viento y el piloto nos dice de broma que no hablemos tanto. Es que nos hemos quedado sin palabras. Sobrevolamos la ciudad de Vic. Vemos el casco antiguo, la plaza y toda la plana de Vic. El piloto lleva un GPS que le indica a cuántos metros estamos, qué velocidad llevamos y la dirección. Vamos muy lentos, a 2 km por hora. Mejor, más seguro. Es curioso porque allí arriba no hace nada de frío, excepto cuando cogemos alguna corriente de aire, que afortunadamente dura sólo unos pocos segundos. Esta mañana cuando llegamos, estábamos a -4º. Las ciudades no se pueden sobrevolar a una altura más baja de 300 metros del punto más alto, pero a veces es necesario bajar un poco.
Ahora ya estamos muy altos y hay muchas nubes, por lo que hemos dejado de ver el suelo. Como pasa cuando vuelas en avión. La altura máxima a la que sube es a 2.500 metros sobre el nivel del mar. Vic está a unos 500, por lo que ahora mismo estamos a 1.500 metros de la tierra firme. No está nada mal. Llegamos a la altura tope y nos mantenemos. Abajo se ha nublado bastante pero arriba tenemos pleno sol y calienta mucho. A lo lejos vemos los Pirineos nevados. Hay niebla y el piloto nos dice que si no fuera por ello, podríamos ver claramente el Montseny, un macizo montañoso con un importante y bello parque natural, y la montaña de Montserrat, la montaña más característica de Barcelona. El piloto nos hace algunas fotos y mientras va hablando con el walkie-talkie con el compañero que se ha quedado abajo para no perderle la pista ni que el nos la pierda a nosotros. La verdad que es precioso. No me quiero bajar y quiero repetir alguna vez en mi vida.
Después de una hora estando arriba del todo y teniendo en cuenta que hemos tardado más de 40 minutos en subir, empezamos a descender. Poco a poco volvemos a ver las casas, los coches y todo lo demás, y cada vez más deja de ser una maqueta para ir tomando el tamaño natural. El piloto que se ha quedado en tierra nos sigue hasta el lugar donde aterrizaremos, que será seguramente un campo de cultivo. Se situa justo debajo de nosotros con la camioneta y vamos descendiendo tan poco a poco que parece una pluma. Cuando queda poco para bajar, le piden a Javi que se baje y que ayude al chico de tierra a sujetar bien la cesta. La hacen aterrizar encima de la furgoneta y la agarran bien con la cuerda. Vamos bajando todos de uno en uno y después ayudamos a recoger la tela del globo entre todos. No hemos ido a parar muy lejos, a unos 5 km desde donde despegamos.
Cuando terminamos la tarea, nos tomamos una copa de champán y brindamos todos. Ha sido tan divertido!!! Después nos subimos todos a la camioneta y nos llevan al bar donde hemos quedado por la mañana. Mientras nos tomamos algo, ellos nos harán un CD con todas las fotos que nos han hecho. Son todos gente maja y desayunamos todos juntos, comentando la experiencia y conociéndonos un poco más. Cuando ya todos los CD's están grabados, nos dan unos diplomas y nos llevan de vuelta a donde tenemos aparcados los coches. Nos despedimos. Ya es la 1 del medio día.
Y emprendemos el camino de vuelta a casa, esperando volver a repetir la experiencia, la próxima vez, si puede ser, en un mejor paraje, aunque nos conformamos con lo de hoy. Ha sido una experiencia increíble que recomiendo a todo el mundo. No os arrepentireis.
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