El día amanece despejado, soleado y con algo de viento. Nos vamos a Jurmala, que es la playa más importante del país, a unos 25 km de Riga hacia el oeste. Es curioso porque te hacen pagar una especie de peaje muy extraño de 1 lati (1,43 €). Es raro porque vas por la autovía y de repente te encuentras como con una señal de prohibido el paso y te desvía a la derecha, donde hay un montón de parkímetros y varios policías. En sí, se puede seguir por la carretera, pero no queremos arriesgarnos, vaya a ser que tengamos problemas. Y digo yo, si es un peaje que pongan las cabinas en medio de la carretera, que es lo normal, digo yo. El caso es que nos paramos y como no sé cómo va, decido preguntarle al policía, quien afortunadamente habla inglés. Le pregunto qué hay que hacer y me dice que hay que meter una moneda de 1 lati en la máquina y sacar un ticket. Según el ticket tenemos de tiempo hasta las 11:30, pero no lo entiendo, ¿si quiero estar más rato tengo que volver aquí y sacar otro ticket? no tiene ningún sentido. El caso es que seguimos hacia Jurmala, aparcamos cerca del centro y miramos los coches a ver qué tickets tienen. Algunos son de hace tres días o muchas horas y parece no pasar nada; otros han debido de llegar más o menos cuando nosotros. Tampoco hay parkímetros a la vista, así que decidimos arriesgarnos. Yo no hice fotos en Jurmala, pero os pongo una foto sacada de la red para que os hagáis una idea. Eso sí, no sé en qué época harían la foto porque el día que yo estuve era 17 de agosto y la playa ni el día estaba a sí ni mucho menos.
Entramos en la calle principal: una calle peatonal larguísima, con algunas tiendas, pero sobretodo muchos bares, restaurantes, heladerías y disco-pubs. Ahora hay bastante gente, pero imagino que de noche debe haber bastant fiestuki por aquí. Está claro que es un sitio de veraneo, aunque sobretodo es autóctono, porque poca gente extranjera se ve por allí. Al final de la calle, girando a la izquierda, encontramos la playa. Está bastante bien, pero el agua es típica del mar Báltico: marrón y la arena es blanca y fina. Hay poca gente bañándose, porque no hace calor, pero supongo que ya están acostumbrados a eso o a la mínima que haya un rayo de sol aprovechan. Se está bien. A penas hay gente tomando el sol. La arena está muy dura, como si estuviera húmeda y hay muchas cosas en la arena: bares, restaurantes, chiringuitos, actividades varias, cosas para niños, parques,... No sé si eso está así durante todo el período estival o es que están de fiestas. (esta foto también está sacada de la red)
Después volvemos al coche, y tras comprobar con enorme satisfacción que sigue allí y que no ha habido ningún problema, ponemos rumbo a Sigulda. Sigulda es un pueblo (por decirlo de alguna manera, en sentido Báltico) con bastantes actividades para hacer y por lo visto bastante naturaleza, a 54 km hacia el noreste. Está en las inmediaciones del parque natural del Gauja. Hay una iglesia, una colina donde subirse y ver la panorámica, bastante recomendable y el castillo viejo y el nuevo. El castillo viejo está en ruinas y encima estaba en obras cuando fuimos nosotros, por tanto no pudimos ver mucho. Y el castillo nuevo es un edifico administrativo y en la planta baja alberga un restaurante.
Pero lo interesante de Sigulda es la multitud de actividades que se pueden hacer, entre ellas Bobsleigh y subir a un telesférico o también (no sé cómo se llama esto) esto que te ponen un mono y te enchufan una corriente muy fuerte desde abajo y te va subiendo como si estuvieras volando. A nosotros nos hacía mucha ilusión el tema del Bobsleigh, es decir tirarse por un tobogán de hielo con una especie de carricoche. En invierno, tiene que ser mucho mejor, que ahora, pero bueno, nos tiraremos igual y en vez de por el hielo, vamos por el suelo con el carricoche con ruedas. Pero cuando llegamos al sitio (que cuesta bastante encontrarlo) nos dicen que solo funciona los sábados y domingos y hoy es miércoles. Así que nos quedamos con las ganas, menuda desilusión. Buscamos el telesférico pero cuando lo encontramos pone que está fuera de servicio. Vaya que no sé si es que se ha estropeado o sólo funciona hasta las 14:00 horas, pero si no va bien, mejor dejarlo para otra ocasión, porque la verdad es que no me apetece nada caer al vacío. Hoy no es nuestro día de suerte precisamente ...
Tenemos hambre y buscamos un sitio para comer, cosa que tampoco es fácil porque no hay un centro del pueblo, donde se concentren los bares y restaurantes. Al final encontramos una especie de pizzería estilo Pizza Hut y comemos ahí. Después nos encontramos un parque súper chulo hecho de bastones, que por lo visto son muy típicos por la zona.
Vamos hacia el castillo de Sigulda y como siempre, los mapas y indicaciones brillan por su ausencia. Al final lo encontramos de casualidad, tanto el viejo como el nuevo. El viejo está de obras y al nuevo, no se puede acceder, a no ser que comas en el restaurante. Damos una vuelta y nos vamos hacia Turaida. Turaida está cerca de Sigulda, a unos 10 km y en sí sólo es un castillo, aunque según la guía también hay unas cuevas. El lugar donde se encuentra es un sitio precioso. Lo econtramos fácilmente y dejamos el coche en un parking al aire libre, por el que se ha de pagar un lat a un chico. El castillo tiene bastantes cosas para ver y vale 3,50 lats por persona, unos 5 €. En realidad se trata de un recinto con varias cosas y el castillo se encuentra al final. Hay una pequeña iglesia de madera muy bonita, tanto por dentro como por fuera, un par de pequeños estanques, parques, un montón de estatuas blancas por todas partes y una casa donde explica la historia de los primeros pobladores de la zona. El castillo tiene varias salas donde explica la historia del castillo y de la zona y en frente hay otro edificio también con varias salas. La verdad es que está muy bien y merece la pena. Desde la torre del castillo se obtienen unas maravillosas vistas.
Después de visitar el castillo, yo quería ver Ligatne, donde hay un itinerario para hacer en el cual se ven varios animales salvajes (eso pone en la guía y no sé si es un zoo o qué es) pero llegamos que son más de las 6 de la tarde y ya está cerrado. Qué mala suerte hemos tenido hoy con todo lo que hemos querido ver. Javi quiere volver a Riga para comprarse la bufanda, ya que esperábamos ver souvenirs más baratos hoy pero no hemos visto nada. Hacemos la compra para cenar por el camino y volvemos a la capital.
Llegamos a Riga cuando quedan 20 minutos para las 8. Aparcamos en el mismo sitio que ayer y ponemos 0,20 lats porque a partir de las 8 ya no se paga zona azul. Está lloviendo aunque no muy fuerte y al poco rato para. Miramos algunas tiendas, compramos algunos recuerdos y damos el último paseo por la ciudad. A eso de las 9 y pico volvemos al hotel.
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