jueves, 8 de diciembre de 2011

SUECIA DIA 2: COSTA DE BOHUSLÄN

11 DE SEPTIEMBRE DE 2011


A las 11:30 suena mi despertador. Nos hubiera gustado levantarnos antes pero hubiera sido imposible. Después de estar 24 horas sin dormir y con tanto cansancio acumulado. Hemos dormido unas 8 horas y media y sinceramente, pensé que iba a estar mucho más cansada, pero me siento muy bien. Es demasiado tarde para desayunar en el hotel. Nos pegamos una ducha y miramos a ver pero no tenemos ningún bar ni súper cerca para comprar nada, lo único que tenemos al lado es un Burger King. Y aunque no es lo que más apetece en ese momento, como tenemos hambre comemos. 



Sobre las 13:30 empezamos el camino hacia Fjällbacka, un bonito pueblo de pescadores típico nórdico y haremos una pequeña ruta por una carretera costera donde hay unos pequeños fiordos. A mí me hace especial gracia porque hay una escritora sueca, Camilla Läckberg, la cual basa casi todas sus historias entre este pueblo y Uddevalla. Es la autora de libros como "Las hijas del frío", "La princesa de hielo" o el más reciente, "Crimen en directo" y me encanta. Está a 135 km de Göteborg dirección Noruega. La verdad es que el día no pinta nada bien: llueve y hay mucha niebla y el cielo está muy negro, pero aún así vamos hacia allí. El pueblo no tiene mucho pero es bonito y pintoresco, con sus casitas de pescadores típicas y un puerto. En frente hay un montón de islas pequeñas y es un sitio donde en verano hay mucha actividad y muchos turistas, pero claro, la temporada ha acabado y ahora la verdad es que está bastante muerto. Veo la oficina de turismo para preguntar qué ver y qué hacer por la zona, ya que la guía dice poco pero está cerrada. Lo único que encuentro abierto es una tienda y le pregunto a la señora pero me dice que la oficina sólo abre en verano y que ahora no hay nada. Pues nada, qué le vamos a hacer. Compro unas postales en la tienda, aparcamos el coche en un sitio gratis (increíble pero cierto) y damos un paseo.


Sale el sol. Ese día aprenderíamos que en Suecia, por lo menos en septiembre, el tiempo cambia de un momento a otro y que si te levantas lloviendo, no te preocupes que después saldrá un sol radiante con un cielo azul precioso, y que si te levantas con buen día, acabará estropeándose tarde o temprano. Enseguida el cielo se limpia y queda un día maravilloso que durará toda la tarde. Vemos como una montaña con unas escaleras para subir y subimos. Debe haber una buena vista desde allí. En efecto, la vista es genial. Se ven muy bien todos los islotes que hay frente a la costa. Seguro que en verano hay un montón de excursiones en barco que hacen un recorrido por las islas. Hacemos unas cuantas fotos, tanto a Fjällbacka como a una cascada que cae de la montaña y que lo hace un sitio muy bonito, la verdad.


Después volvemos a coger el coche y emprendemos el camino de vuelta por una carretera preciosa que bordea la costa. A veces casi puedes tocar el agua con la mano desde el coche. Paramos a menudo para ver las vistas y los pueblecitos que nos vamos encontrando. Un lugar totalmente recomendable que nos encanta. Vemos las típicas escenas nórdicas: casas de madera roja con el embarcadero de madera delante con alguna barquita amarrada y bosque por detrás. Precioso!! También vemos un sitio en Smögen muy curioso con unas calas de rocas muy redondeadas y con escaleras y todo para poder bañarse en verano, aunque el agua debe de estar bastante fresquita...
Siguiendo esa ruta llegamos a las 19:00 al hotel. Llamamos a Miguel porque los invitamos a venir con nosotros hoy, pero sus padres llegaban de España y querían recibirlos. Así nos despedimos, ya que mañana nos vamos a Estocolmo. Nos dice que vayamos a su piso y así nos lo enseña, que está muy cerca de donde viven sus padres y su hermana. Como solo es un momento, aparcamos el coche pero no pagamos. El piso de Miguel es pequeñito pero apañado. Vamos a conocer a sus padres y a despedirnos de su hermana. Hoy lo vamos a invitar a cenar, pero Teresa no puede acompañarnos. Nos presenta a sus padres: Jose Miguel, que es cántabro, de Torrelavega, y Anneta, su madre, que es sueca. Ellos ya han cenado, pero Jose Miguel se viene con nosotros. Miguel nos lleva a un restaurante griego que está en la Avenyn, donde trabaja un amigo suyo como cocinero. Es un sitio muy cool. Para picar nos ponen olivas negras, Satziki, all i oli y una salsa roja con huevo duro por encima, queso y pan con tomillo. Para comer, pido la sugerencia de Miguel: cordero con una salsa de vino y que lleva de acompañamiento una especie de rollito de primavera relleno de una pasta de almendra y boniato. De postre, pastel de queso mascarpone con sorbete de frambuesa. Decir que está todo riquísimo es desmerecer la cena, pero esque no encuentro palabras.

Tras una cena de lujo y después de hablar largo rato con el padre de Miguel, esperamos una clavada, pero nada más lejos de la realidad: unos 30 € por persona (no llega) que incluye el pica pica, un segundo para cada uno menos el padre de Miguel, los postres y un café. Miguel nos propone salir de nuevo, pero le decimos que queremos descansar bien, ya que mañana tenemos que madrugar para ir a Estocolmo. Tras conocer a su padre, entendemos por qué los hijos son tan majos. Él también es encantador. Después de charlar otro buen rato, los llevamos a casa, nos despedimos esperando vernos pronto y nos vamos al hotel a ducharnos. Entre una cosa y otra son las 12 de la noche cuando nos acostamos. Nos vamos a la cama con un buen sabor de boca increíble de la ciudad y de nuestros nuevos amigos.

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