30 DE MARZO DE 2013
Este es nuestro último día y lo vamos a aprovechar bien. Nada más levantarnos nos llevamos una grata sorpresa: nos encontramos todo blanco. Anoche empezó a nevar cuando volvimos de la catarata y siguió nevando un poco. Afortunadamente en su justa medida: no demasiado para poder irnos bien y no demasiado poco como para que no cuajara. Os pongo la comparativa para que veáis el antes (izquierda) y el después (derecha).
Nada más salir de Triberg nos paramos a hacer una foto a otra tienda de relojes de cuco que es tiene la fachada de un reloj gigantesco. Ayer ya la vi y me quedé con las ganas de parar y hoy no iba a dejar pasar la oportunidad. De camino hacia Stuttgart atravesamos bosques y paramos unas cuantas veces a hacer fotos con el maravilloso paisaje que tenemos ante nuestros ojos, todo blanco por la nieve.
En menos de dos horas llegamos a Stuttgart. Allí no hay nieve, aunque hace fresco y está nublado. Lo más famoso de esta ciudad es su centro y el museo Mercedes-Benz. Estaremos un rato por el centro y el museo lo dejaremos para otra ocasión. Al lado del parking donde dejamos el coche hay un mercadillo bastante grande. Lo atravesamos y comenzamos a pasear por las calles del centro. Tiene una calle peatonal larguísima donde están todas las tiendas de ropa que te puedas imaginar. La caminamos entera de ida y vuelta. Por lo visto esta tarde hay partido Stuttgart-Borussia Dormunt porque hay mucha gente vestida con las bufandas y demás. Vemos unos grandes almacenes especializados en deporte y entramos a ver si hay bufanda del Stuttgart para nuestra colección. La hay, y acabamos comprando más cosas porque está todo súper bien de precio. Las camisetas del Barça, por ejemplo que aquí valen 80 €, allí están por 50 €. Javi se compra los pantalones cortos del Borussia, una camiseta, medias y yo me compro la camiseta de la selección por 30 €. En total nos gastamos 94 € pero llevamos bastantes cosas.
Seguimos un poco más adelante y salimos a una plaza enorme que nos queda a la derecha con un palacio al fondo y una fuente. Por lo que veo en las postales, es uno de los puntos fuertes de la ciudad. Hacemos unas cuantas fotos y nos marchamos ya hacia Schwäbisch Hall, después de haber estado un par de horas paseando por aquí.
Llegamos a Schwäbisch Hall en una hora y media, aproximadamente. En la entrada del pueblo hay una pequeña zona azul donde se debe dejar el coche, ya que no se puede circular por el casco urbano. Todo es peatonal. El pueblo es precioso, muy pequeño y cuco, pero ambiente 0. No hay casi nadie y casi todo está cerrado, excepto alguna tienda. El pueblo es casi todo en cuesta, luego llegamos a un puente por el que pasa un río y después hay una especie de parque. Damos una vuelta y decidimos ir a comer, porque ya son las 14:00. Hay varios Biergarten, pero al final nos decidimos por una pizzería. Hoy hace más fresco y está muy nublado, por lo que el tiempo tampoco acompaña demasiado a quedarse por aquí.
Nos vamos a Heidelberg, donde llegamos también en una hora y media, más o menos. Heidelberg es una ciudad famosa porque es ciudad universitaria. Me imaginaba que sería un pueblo un poco mayor que Gengenbach pero me sorprendo al ver que es bastante grande Nos cuesta un poco llegar al casco antiguo porque no está bien indicado y nos hacemos un poco de lío. Para ello tenéis que buscar "alterstadt" que significa "ciudad antigua". También tiene una calle peatonal bastante larga, aunque no tanto como la de Stuttgart y en una colina tiene un castillo a lo alto. Más adelante hay un puente con lo que en su día serían seguramente "las puertas de la ciudad". Aquí hay mucho más ambiente. La calle está llena de gente y todas las tiendas están abiertas. Nos llama la atención que hay un montón de panaderías con cosas exquisitas. Por aquí pasamos ya lo que queda de tarde hasta las 8:30, cuando decidimos ir al hotel.
Esta noche nos toca dormir en un convento. Sí, el hotel donde vamos es un convento A ver qué tal.... El hotel está en Bühl, a 14 km del aeropuerto y a 10 de Baden-Baden, la capital de la región que lleva el mismo nombre. Al llegar al hotel, hay que atravesar una verja y hay como una garita donde hay una monja mirándome con cara de pocos amigos. Empezamos bien....Me bajo para preguntar y mostrarle mi confirmación de reserva. Es bastante más simpática de lo que parecía inicialmente y me explica en alemán dónde tenemos que ir. No habla inglés. Entiendo la mitad de lo que me dice: tenemos que atravesar el patio donde estamos, que es muy grande, pasar por debajo de un arco y aparcar al final del todo y allí nos recibirán. Hacemos eso y la verdad es que hay varios edificios. Me recuerda un poco a los conventos esos que salen en las pelis donde ingresaban a las chicas "conflictivas" que se quedaban embarazadas muy jóvenes y de padres desconocidos. Esperamos un rato pero allí no viene nadie ni vemos que se abra ninguna puerta. Y no está la cosa para esperar, que hace frío.
Volvemos a la garita a ver qué pasa. Allí nos dice que tenemos que ir a un edificio donde pone una placa con un nombre que ahora no recuerdo. Hay tres edificios en esa zona picamos en una puerta. Cerrada y no hay nadie. Lo intentamos con otra. Nada. Al final en la tercera, está abierta y llegamos a la recepción. Ahí hay otra monjita que tampoco habla inglés. Al final para hacer el checking avisa a una mujer (ésta no es monja) que sí lo habla y nos podemos entender bien. Pregunto si dan de cenar, pero me dice que no. La monjita nos acompaña a la habitación. El edificio es muy grande y está todo en silencio y con poca luz. Da miedo, parece un internado o algo así...
Nada más encender la luz de la habitación me encuentro con un cristo en la pared y....un sofá? no!!! son las camas, puestas una a continuación de la otra. No se pueden juntar porque están rodeadas de madera, excepto el lugar por donde nos metemos en ella. En casa del señor hay que ser castos, y no se nos permite cometer pecados carnales. Pero nos da igual, porque total es una noche y vamos a estar pocas horas porque a las 5:30 de la mañana nos tenemos que ir hacia el aeropuerto. La ducha y el baño están fuera de la habitación. Pero como detalle nos han dejado dos conejitos de pascua de chocolate. Gran detalle.
Decidimos ir a comer algo a Baden-Baden. Está todo muy muerto, aunque el parking donde hemos dejado el coche está casi lleno y vemos bastantes jóvenes. Hace viento y es frío, a ver si encontramos algo pronto. Comenzamos a andar por el casco antiguo y está todo cerrado. Son casi las 10 y es tarde para cenar. Increíble. Es lo que tienen los horarios europeos. Al rato encontramos un Mcdonald's y lo tenemos claro. Siempre está ahí cuando se le necesita.
Después de cenar, volvemos al hotel, vamos al baño y nos dormimos enseguida. Mañana ya nos toca volver a casa. Han sido sólo dos días pero bastante intenso y bien aprovechados. Hemos visto nieve, sitios muy bonitos, hemos desconectado de nuestra realidad y lo hemos pasado bien. Qué más queremos. Esperamos hacer otra escapadita pronto....
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