15 DE AGOSTO DE 2013
Aquel iba a ser otro día completito y agotador, pero muy productivo.
Ni más ni menos aquel día visitamos: la Sagrada Familia - el Parc Güell - el barrio de Gracia y el Parque del Laberinto.
A las 9 de la mañana llegamos Alla y yo puntuales a la puerta de la Sagrada Familia. Habíamos cogido a través de ticket master una entrada conjunta por 18 € que incluía la visita completa a la Sagrada Familia (pero sin subir a las torres) y entrada a la que fuera la casa donde vivió Antoni Gaudí en el Parque Güell. La ventaja era que al sacarla por Internet, no tuvimos que hacer cola, cosa que nos alegró sobremanera porque la cola a esas horas daba la vuelta a la manzana para adquirir entradas. Esa pobre gente no se libraría de una cola inferior a las tres horas.
Alla me miró con una cara sorprendida y después me preguntó: "pero a quién conoces tú para que entremos a todos los sitios con entrada VIP?"
Lo primero que hicimos fue coger unas audioguías y escuchar las primeras explicaciones sobre la fachada, con millones de detalles en los que no recaerías si no te lo dijeran. Yo ya sabía que Gaudí era un genio, simplemente por aceptación popular, pero esos días después de ver varias de sus obras me convencí totalmente. Pero fue ahí en la Sagrada Familia, la mayor obra concebida por él, en la que literalmente me rendí a sus pies.
Después pasamos al interior del templo y ambas nos quedamos sin respiración. Es absolutamente maravillosa y nada de lo que pueda decir, podrá describir con palabras la increíble obra de arte que es en sí mismo ese edificio. Alla y yo nos mirábamos maravilladas e impresionadas a cada momento. En un día de sol como aquél, su luz se filtra en el interior desatando miles de arco iris por todas partes.
Después de ver bien y con todo detalle la nave principal, fuimos hacia otra capilla más pequeña y la cripta, donde está la tumba del genio.
A continuación, vimos los edificios que son adyacentes a la Sagrada Familia: las escuelas y un museo bastante amplio donde se encuentran un montón de bocetos, maquetas y pruebas de cómo se ideó el templo y otras obras de Gaudi. Después fuimos a un parque que hay en frente para tener una mayor perspectiva de la iglesia y descansamos un poco. Tardamos en visitar todo el complejo unas dos horas y media aproximadamente. Para llegar a la Sagrada Familia, tenéis que coger la línea azul y parar en la parada que tiene el mismo nombre. Aunque yo también recomendaría otra cosa: bajaros en la parada de después: Sant Pau Dos de Maig y bajar caminando por la avenida Gaudí que muere en la Sagrada Familia. Es una rambleta peatonal muy agradable y bonita para pasear.
Ahora seguimos nuestra ruta y nos encaminamos al Parque Güell. Para llegar allí tendréis que coger la línea verde y bajaros en la parada de "Lesseps". En la calle encontraréis un montón de indicaciones que os llevarán fácilmente al famoso parque caminando en unos 10 o 15 minutos.
Llegamos al genial Parque Güell, el cual Gaudí diseñó para Eusebi Güell, un influyente y rico hombre de familia burguesa polifacético y muy poderoso. La idea era que fuera un barrio con viviendas de alto standing con toda la comodidad y alta tecnología de la época, pero al final no funcionó.
Cuando nosotras fuimos, en agosto de 2013, aún era gratis, pero ahora es de pago. 8 € si no recuerdo mal, para intentar frenar y gestionar las ingentes cantidades de público que visita este parque a diario. Lo cierto es que SIEMPRE está abarrotado. Da igual el día de la semana, el mes o la hora. Pero nosotras ya sabíamos a lo que íbamos y lo aceptamos resignadamente.
Estuvimos un par de horas más recorriendo el parque y después entramos a la casa de Gaudí, de nuevo sin hacer cola, aunque si la hubiéramos tenido que hacer tampoco hubiese sido un problema, ya que era muchísimo más reducida. Microscópica, comparada con la de la Sagrada Familia. La casa, aunque sencilla, nos explica como vivía el arquitecto. Siempre muy austero en sus formas, la casa muestra su habitación y la capilla donde rezaba, ya que era muy religioso, además de varios detalles diseñados por él, como lámparas y mobiliario. Es una visita más que recomendable.
Era tarde. estábamos cansadas y hambrientas y nos moríamos de calor. Así que teníamos que buscar un sitio fresco donde comer algo. Se me ocurrió visitar el barrio de Gracia, que nos quedaba muy cerca. Este barrio es muy apreciado en Barcelona. Muy bohemio, muy animado y muy juvenil. En agosto, a mediados aproximadamente, son sus fiestas, las cuales son muy famosas por cómo adornan las calles. Como son calles estrechas, había bastante sombra y soplaba una agradable brisa, que nos vino de perlas para aliviar un poco nuestro sofocante calor. Dimos una vuelta, mezclándonos con el animado ambiente y entramos a un restaurante con aire acondicionado a comer y a reposar un buen rato, que lo necesitábamos.
Tras comer divinamente y descansar un buen rato, decidimos ponerle el colofón final al día yendo al parque del laberinto. El parque del laberinto se encuentra en el barrio de Horta y la manera de llegar a él es de nuevo en metro con la línea verde y bajar en la parada de Mundet. En poco más de 5 minutos estaréis entrando en el parque. Es un parque muy grande en el cual hay un laberinto. Para entrar a la zona donde se encuentra éste tendréis que pagar algo más de 2 €, pero si vais un miércoles o un domingo es gratis.
Es un parque enorme, con varios palacetes de principios del siglo XX con varias fuentes y un estanque. Ideal para ir con niños y hacer un picnic. Tanto grandes como pequeños disfrutarán de lo lindo internándose en el laberinto e intentando salir de él. El laberinto se construyó para entretenimiento de la rica familia que vivía en uno de los palacetes, y ahora lo podemos disfrutar todos.
Como eran ya las 7 de la tarde, daba bastante sombra en el parque, lo que hizo que fuera muy agradable pasear por allí. Y después de estar un rato andurriando por allí y otro descansando, decidimos volver a casa, que estábamos agotadas después de un día tan intenso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario