Nosotras vivimos en Barcelona, así que Zaragoza la tenemos cerca, a unas 3 horas aproximadamente. Podríamos haber ido en coche, pero decidimos ir en Ave, que casi es mejor porque puedes recorrerte la ciudad caminando prácticamente y así no tienes problemas con el aparcamiento.
Llegamos bastante prontito a la estación de delicias y nos fuimos para el hotel a dejar las maletas. El hotel estaba bastante bien. Es un 4 estrellas un poquito antiguo pero bien conservado y tenía un toque retro muy guay. Está caminando a 15 minutos del centro, así que perfecto.
Después de dejar las cosas, decidimos que lo mejor es perdernos por las calles de Zaragoza y eso es lo que hacemos.
Hay un montón de monumentos de estilo mudéjar por toda la ciudad, así como por todo Aragón. Esta corriente tuvo lugar entre los siglos XII y XV y se desarrolló en la comunidad cristiana, pero con una notable influencia árabe, derivada de la convivencia que existía con esta comunidad en esa época.
La Alfajaría es otro ejemplo de estilo mudéjar.
Al ver la oficina de turismo pedimos un mapa y pedimos un poco de información. Nos pasamos la mañana recorriendo el casco antiguo de Zaragoza y viendo el Pilar.
La basílica del Pilar es la catedral de Zaragoza. Es preciosa, tanto por dentro como por fuera y es enorme.
Se trata de una iglesia primitiva respetada por los musulmanes durante su dominación y que después se convirtió en templo románico sobre el siglo XIII. A lo largo de los siglos sufrió varias modificaciones y construcciones hasta convertirse en el complejo actual, el cual se terminó de construir en 1.754. Por supuesto desde entonces también se han hecho mejoras.
También es un centro de peregrinación para mucha gente, pues la Virgen del Pilar es la patrona de Zaragoza y de Aragón.
Uno de los datos más curiosos es que al inicio de la guerra civil, concretamente el 3 de agosto de 1936 dos bombas cayeron en la basílica, pero no llegaron a explotar nunca. Este milagro se le atribuye a la Virgen del Pilar (cómo no). Las bombas están restauradas y expuestas en en el lateral derecho del frontal de la santa Capilla.
La basílica del Pilar es la catedral de Zaragoza. Es preciosa, tanto por dentro como por fuera y es enorme.
Se trata de una iglesia primitiva respetada por los musulmanes durante su dominación y que después se convirtió en templo románico sobre el siglo XIII. A lo largo de los siglos sufrió varias modificaciones y construcciones hasta convertirse en el complejo actual, el cual se terminó de construir en 1.754. Por supuesto desde entonces también se han hecho mejoras.
También es un centro de peregrinación para mucha gente, pues la Virgen del Pilar es la patrona de Zaragoza y de Aragón.
Uno de los datos más curiosos es que al inicio de la guerra civil, concretamente el 3 de agosto de 1936 dos bombas cayeron en la basílica, pero no llegaron a explotar nunca. Este milagro se le atribuye a la Virgen del Pilar (cómo no). Las bombas están restauradas y expuestas en en el lateral derecho del frontal de la santa Capilla.
Llega la hora de comer y decidimos hacer caso a mi amiga Carla, que nos recomienda un sitio genial para comer. Un buen lugar donde probar la gastronomía zaragozana. Probamos varios platos, entre los que se encuentran las migas y el ternasco y quedamos muy contentas. Totalmente recomendable: se llama El Fuelle.
La tarde nos la tomamos con más calma y nos vamos a tomar un té y un café a las afueras de la ciudad.
Cuando ya son más de las 8 de la tarde, nos vamos para la zona del tubo, la cual nos han recomendado para irnos de tapas. Se trata de unas cuantas calles estrechitas llenas de tascas donde la gente se va después de trabajar a tomar unos pinchos, unas cañas, unos vinitos o lo que se quiera y ya se aprovecha para cenar. Mi madre y yo hacemos una ruta por estas calles y vamos entrando en varios sitios. Es jueves por la noche y hay un ambiente genial. Hay gente de todas las edades.
Nos lo hemos pasado genial, pero estamos algo cansadas y a eso de las 11:30 nos volvemos para el hotel, pero vemos impresionadas como a esa hora sigue llegando más y más gente.
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