25 de noviembre de 2016
A las 7:30 suena el despertador y
nos arreglamos un poco para bajar a desayunar. Hace el mismo día que ayer y la
misma temperatura, aunque yo miré la previsión meteorológica y dan lluvia para
hoy. Esperemos que no llueva mucho.
Tras desayunar, recoger el
equipaje y hacer el check out partimos para Murten.
Murten es un pueblo cuyo
casco antiguo está envuelto por una muralla por la que se puede pasear. Es
peatonal, aunque los coches aparcan en la calle principal. Nosotras hemos aparcado
en el parking público que hay afuera, que cuesta 1 € la hora.
Nada más atravesar la puerta que
da al casco antiguo, a la derecha se encuentra la oficina de turismo. Nos
explican que el pueblo tiene poco que ver, además de sus calles y la cornisa de
la muralla, pero nos dan un poco de información de los alrededores, que está
lleno de lugares preciosos, un lago muy grande, ….Tendremos que dejarlo para
otra ocasión.
Caminamos a lo largo de la calle
principal y vemos sus locales, sus tiendas y cuando llegamos al final torcemos
a la izquierda para ver las calles secundarias. Gran parte del pueblo está en
obras.
Y llegamos a la cornisa, desde la
cual se tienen buenas vistas del pueblo y de lo que hay fuera de la muralla.
Pasamos un buen rato caminando por
aquí y haciendo fotos.
Después decidimos ir a la otra
punta del pueblo, desde la que se ve el lago, aunque está bastante lejos. Pero
las vistas están muy bien.
De vuelta compramos unos
pastelitos en una bombonería que hemos visto. Paseamos un poquito más y
volvemos al coche.
Ver este bonito pueblo, no os
llevará más de dos horas y eso porque nos lo estamos tomando con muuuuuucha
calma, porque queremos disfrutar del momento.
Turno de Gruyéres. En una hora
llegamos a este precioso pueblo, famoso por el queso, entre montañas salpicadas
de casitas de Heidi y vacas con manchas negras y blancas.
Un poco más abajo de lo que es el
pueblo está la fábrica de quesos, que se puede visitar y por supuesto, comprar
queso allí. Vamos un poco justas de tiempo, así que decidimos dejarlo para
luego, si da tiempo. Si no, tampoco pasa nada.
Es una lástima que el cielo esté
tan encapotado. Este pueblo está rodeado de montañas y las vistas de las mismas
con nieve tiene que ser una pasada, pero hay mucha niebla y no se ve. No por
eso pierde su encanto. El parking de la entrada al pueblo está completo.
Bajamos un poquito más y lo aparcamos en un lateral de la carretera, que es
apto para aparcar. Y encima es gratis!
Gruyéres sólo tiene una calle,
pero es muy bonito. Hay algunas tiendas y restaurantes y la calle finaliza en
el castillo.
Curiosamente, de este pueblo es el creador del famoso Alien de la
película con el mismo nombre y hay un museo dedicado a él. El restaurante
también resulta curioso. Y está también el Museo del Tibet, con más de 300
esculturas budistas, pinturas y obras rituales de las diferentes regiones del
Himalaya.
La entrada al castillo cuesta
unos 12 € y, dependiendo de lo que te recrees en verlo, generalmente en una
hora ya lo tienes. Hay un vídeo que te explica un poco la historia del castillo
y del pueblo de Gruyéres que dura unos 20 minutos. Data del siglo XI, aunque
posteriormente se han hecho varias remodelaciones.
Está decorado al estilo del siglo
XIX y hay numerosas instancias como la cocina, el comedor, salas de estar,
habitaciones, etc.
Tras ver el castillo llega la
hora de comer. Hay varios restaurantes por la zona y todos son caros. Suiza es
bastante cara, en especial para comer. Al final nos decantamos por uno que
tiene decoración rústica y que nos parece muy acogedor. La camarera es
portuguesa, pero habla un español perfecto, así que no tendremos problemas con
el idioma.
Hay que pedir un surtido de
quesos. Al final decidimos pedir tres platos para compartir: una tabla de queso
y una de embutidos, que incluye una copa de vino cada una, y un plato de pasta
con una salsa parecida a la carbonara. Es una excelente oportunidad para probar
los quesos y el vino de la zona. Todo está muy rico. Los quesos geniales, nada
que ver a lo que encontramos en el supermercado. Ninguno de estos quesos tiene
agujeros.
Después de comer nos marchamos. Toca
cambio de país. Tenemos que estar en Eguisheim (Francia) antes de las 18:30 y
ya son las 16:00. Tenemos dos horas y media de camino.
Es viernes por la tarde y todo el
mundo debe irse de fin de semana. Hay una caravana tremenda. A las 18:30 aún
estamos lejos de nuestro destino y decido llamar al dueño del apartamento que
hemos alquilado. Me dice que no hay problema, pero que él vive en un pueblo a
unos 20 km de allí. Que cuando vayamos llegando le avisemos.
A las 19:00 aún nos queda un rato
para llegar y vuelvo a llamarlo. Por fin, a las 19:30 llegamos a Eguisheim. Nos
hemos pasado toda la tarde en la carretera y se ha hecho bastante pesado.
Esperemos que no nos pase más estos días….
El pueblo de Eguisheim es
precioso. Parece sacado literalmente de la película “La Bella y la Bestia” y
tenemos el apartamento en pleno casco antiguo.
El apartamento está muy bien
equipado, muy moderno y acogedor. Entre que el dueño nos da las llaves, nos
explica algunas normas y hacemos el pago de la fianza que mañana nos devolverá,
se nos hacen más de las 20:00 y todas las tiendas están cerradas. Queremos
comprar pan para la cena.
Preguntamos en un restaurante
cercano y nos venden una barra de pan buena, de las de pueblo. Cenamos la mar
de a gusto en la mesa del apartamento (normalmente cenamos en la habitación del
hotel y es un poco más incómodo) del embutido que hemos traído, algunas latas y
ensalada.
Tras reposar un poco decidimos
dar una vuelta por el pueblo. Está todo tan bonitamente adornado de navidad que
no nos lo podemos perder. Hay algunas personas paseando como nosotras.
Hace un
poco de frío, pero es soportable.
Hacemos algunas fotos y sobre las 11:00
volvemos al apartamento.
Nos duchamos, nos ponemos
cómodas, descansamos un ratito y luego nos vamos a dormir. Así finaliza nuestra
primera noche en tierras francesas.
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