A las 9 de la mañana en punto aterrizamos en el aeropuerto de isla, que está en Luqa, cerca de La Valeta. Ya nada más bajar del avión nos golpea el intenso calor que hace allí. Lo primero que hacemos es encaminarnos al mostrador de la compañía de alquiler del coche para recogerlo. He visto hombres más amables, más pacientes y más simpáticos, pero después de todo el papeleo, nos da las llaves de nuestro Kia Río, indicándonos que está a medio depósito y que lo devolvamos con el depósito vacío. Eso sí, nos cobran la gasolina que lleva el coche (unos 25 €) y un seguro que no es obligatorio pero que te recomiendan coger porque si no, tienes que pagar 600 €. Creo que el seguro sale carito al final, como unos 30 €, pero prefiero cogerlo por si las moscas, sobretodo teniendo en cuenta que aquí conducen al revés. Cuando ya nos vamos me pregunta un chico en catalán si el coche lo estamos cogiendo ahora o ya lo llevábamos reservado por Internet. Le digo que lo segundo y me dice que ellos lo van a coger ahora y no sabe si será más barato o más caro. Nos vamos a buscar el coche. Salimos a la calle (en el aeropuerto no te pierdes, es bastante chiquitín) y buscamos el coche donde nos ha dicho el hombre pero no lo encontramos. Damos bastantes vueltas y al final lo vemos, pero claro es que pensábamos que estaría en los aparcamientos de Budget, que es la compañía de alquiler y resulta que está en la de Avis.
Empredemos el camino hacia el hotel. Afortunadamente llevo un mapa muy bueno que me enviaron a casa por correo postal. Como sabía que no funcionaba el GPS envié un mail a la página web oficial de visit malta y me enviaron unas cuantas cosas a casa. Nos vino de perlas. Ahí ya nos damos cuenta de lo raro que es ir al revés de lo que estás acostumbrado ( Javi ya había conducido en Irlanda pero sigue siendo raro), de lo peligroso que es porque la puedes liar y bien; y de lo mal indicado que está todo. Llegar al hotel es un poco una odisea pero al final lo conseguimos. Lo más difícil ha sido encontrar la calle dentro de Bugibba, el pueblo donde está situado y tenemos suerte y aparcamos en la misma puerta. Son ya las 11 pero nuestra habitación no está lista todavía. Nos dicen que lo estará en 15 minutos y que podemos pasear si queremos. Cogemos la calle que baja desde el hotel y vemos un pequeño súper. Un poquito más abajo llegamos a una calle más general y más céntrica, con el mar abajo y un mcdonalds, tiendas, bares y restaurantes. Volvemos para arriba y decidimos parar a comprar en el súper al menos para desayunar mañana y un poco de agua. Cuando llegamos al hotel estamos empapados en sudor y tenemos claro lo primero que vamos a hacer: pegarnos un buen chapuzón en la piscina. La habitación ya está preparada.
La chica de la recepción, una chica rubita de ojos azules, con pinta de inglesa o alemana y muy jovencita, nos acompaña a la habitación y nos explica cómo funciona todo. La habitación en sencilla y austera, tal y como salía en las fotos de booking y tal y como esperábamos porque por 40 € al día no se puede pedir mucho. Por lo visto el desayuno de mañana lo tenemos gratis en el bar (que bien) y los demás días, si queremos, tenemos que pagar 5 € por persona. Preferimos desayunar en la habitación con lo que hemos comprado. No hay aire acondicionado, sólo un ventilador que más tarde descubriríamos que aunque funcionaba bien, no era suficiente porque el calor que hacía allí no se podía aguantar. Estamos en el 5º piso, el más alto y justo encima tenemos la piscina. La pequeña cocina consta de un horno, una especie de cocina eléctrica antigua, una nevera pequeña y un fregadero. Tiene todos los utensilios de cocina necesarios y jabón de platos pero no hay estropajo y debería haber por lo menos sal, aceite, vinagre y azúcar. Pero en general está muy bien. El lavabo no es pequeño pero el váter es súper antiguo y a Javi le llama la atención (yo no me había dado cuenta) de que justo lo primero que ves es la bañera, pero al entrar a la derecha hay un plato de ducha. Nunca había visto un baño que tuviera las dos cosas.
Después de esto subimos a la piscina. Toda ella tiene una profundidad de 1,60 m y una longitud de unos cuatro metros. Para lo que la queremos ya está bien, porque aquí a penas vamos a estar. Aunque he visto charcos más limpios...Digamos que la limpieza de la piscina deja un poco que desear. El agua está turbia y no se ve el fondo. Nos pegamos un baño y, aunque no está muy fría, por lo menos nos ayuda a refrescarnos un poco. Cuando nos secamos decidimos dar un paseo hasta la calle del Mcdonalds, donde hay una especie de cala de rocas desde la que nos podemos dar un baño. Estamos allí un rato. El agua está limpia y clara y más fresquita que en la piscina pero podría estar más fría. Comemos en el mcdonalds. Como estamos cansados porque hemos dormido poco, nos vamos a la habitación y echamos una siesta de 2 horas.
Sobre las cinco ya nos encontramos en La Valeta. Seguimos el mapa para aparcar justo al lado de la puerta principal de la ciudad, ya que los coches no pueden entrar al centro pero nos hacemos un lío y al final encontramos otro. ¡Y es gratis! Por lo visto estamos en la otra punta de la puerta y parece estar súper lejos, pero el mapa está a escala de 200 metros, así que como mucho estamos a medio kilómetro. Enseguida llegamos y me sitúo. La fuente de Neptuno está al lado, justo donde hay un montón de autobuses malteses que parten desde aquí hacia sus rutas. Sigo la ruta recomendada por la guía, pero justo en el primer giro que me hace hacer, la calle está cortada. Están como de excavaciones u obras. Está tapado con paneles y no sé ve y tampoco se puede pasar, así que nos perdemos por las calles como nos parece. La ciudad es bastante bonita y original. Tiene calles con unas pendientes de vértigo y otras con un montón de escalones que te lo hacen pensar dos veces cuando pretendes subir por alguna de ellas. Miramos las tiendas se souvenirs, que hay un montón, y además están bien de precio. Paseando vamos pasando por el albergue de Castilla y León, la Biblioteca, la catedral (que para variar está cerrada),... También pasamos por delante del Museo Arqueológico, que sorprendentemente y teniendo en cuenta los horarios de apertura de las cosas, está abierto. Me encantaría entrar pero temo aburrir a Javi porque esas cosas no le gustan mucho y luego está el precio de la entrada, que no es muy caro, pero dado el ajustado presupuesto que tenemos, es mejor dejarlo para otra ocasión. Además, seguro que no tardan en cerrarlo, no me dejarían entrar. Por todas partes hay españoles, y en especial andaluces.
Seguimos caminando y vamos a dar con el mar. Vamos recorriendo toda la muralla que separa la ciudad del mar y vemos las hermosas vistas que ofrece de Vittoriosa. Son las siete y las tiendas ya hace algún rato que han empezado a cerrar. Pasamos por dos parques en los que se puede admirar la belleza de las vistas una vez más y por delante del Malta Experience, que es una sala donde dan un audiovisual de unos 45 minutos que explica en un montón de idiomas la historia del país. La última vista es a las 4 y ya está cerrada, obviamente. Otro lugar que me gustaría visitar. Cuando el sol ya empieza a ponerse en el horizonte volvemos al coche para ir ya hacia el hotel. Las carreteras está muy mal iluminadas y si se hace difícil llegar a los sitios de día, de noche es mucho peor. Con el coche pasamos por delante de un sitio de comida para llevar y como no tenemos nada para cenar, nos paramos. Javi se lleva una pizza extragrande de jamón, huevo y queso y yo una ensalada pequeña compuesta de tomate, arroz tres delicias, un poco de cuscús y lechuga en una salsa blanca y dulce. Le añado una salsa de tomate que tienen ahí y cogemos un fish and chips para los dos. Todo esto con una coca-cola de 75 ccl que nos hemos tomado mientras lo preparaban todo nos cuesta 13,70 €.
Llegamos a la zona del hotel y comprobamos en nuestras propias carnes lo difícil que es aparcar ahí, tal y como decían las opiniones sobre el hotel que ponían en Internet. Está lleno de vados y los pocos sitios que hay, están ocupados. Al final conseguimos aparcar y llegamos al hotel, eso sí con la ayuda del mapa. Me pregunto si al día siguiente seremos capaces de encontrar el coche con facilidad. Al llegar al hotel, Javi va a al lavabo y se estropea la palanquita para tirar de la cadena. Se ha roto la pieza. Bajo a recepción a explicarles el problema y el hombre sube a la habitación para ver cuál es exactamente el problema. Me pide perdón y me dice que los baños son muy antiguos, que los irán cambiando poco a poco. Mañana tendré solucionado todo. Mientras, tenemos que llenar el cubo de la papelera con agua para cuando hacemos nuestras necesidades. Cenamos, nos duchamos y encendemos la tele. No tiene mando y de 10 canales que se pueden ver 1 es maltés, otro es inglés (la CNN) y el resto son italianos (Rai 1, Rai 2,...). No están dando nada y además se ve fatal, así que descansamos un rato, yo leo y nos vamos a dormir.
Mañana iremos a ver la Gruta Azul.
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