sábado, 5 de noviembre de 2011

ESTONIA 8º DIA: SAAREMAA 2ª PARTE

19 DE AGOSTO DE 2011

Hace un día radiante y nosotros ponemos rumbo hacia Kuressaare, la capital de la isla y nuestro próximo destino, donde está nuestro próximo alojamiento. Kuressaare se encuentra a unos 40 kilómetros hacia el sur. Pero de camino pasaremos por Angla, donde hay unos molinos y por Kaali, que significa "cráter del meteorito y se trata de eso, de un cráter que formó la caída de un meteorito hace miles de años. 

La primera visita será a Angla, que nos queda más cerca. Se trata de unos 5 o 6 molinos  de viento que se usaron entre finales del siglo XIX y principios del XX. Son típicos de la isla. La entrada vale 2 € por persona. Se puede subir a todos los molinos. En ellos hay ejemplos de cómo se usaban y cómo se molía el trigo. Creo recordar que las explicaciones están en inglés, pero no estoy del todo segura, aunque la verdad es que vale la pena. Cada molino es diferente, y aparte también hay objetos de la época. Después de ver los molinos, nos vamos hacia Kaali, el cráter del meteorito.


Lo encontramos fácilmente porque está bien indicado y parece ser que le han sacado rendimiento, ya que hay un parking con varios coches, una tienda y un museo. El parking es gratuito y ver el cráter también, afortunadamente. En el aparcamiento hay un mapa donde salen varios cráteres, es decir, que no hay uno solo. El más grande es el más famoso y el que sale en las fotos y está súper cerca del aparcamiento; los otros quedan un poco más alejados, pero una vez más tienes que ayudarte de tu astucia para encontrar las cosas ya que ni hay mapas ni nada. Tendríamos que haberle hecho una foto con cámara, para guiarnos mejor, pero la verdad es que en ese momento ni lo pensamos. Echamos a andar por un camino y no vemos nada. Al rato, se nos ocurre subir como por una cuesta y nos encontramos con el gran cráter que hizo el meteorito. La verdad es que no es nada del otro mundo, pero creo que vale la pena por ser algo diferente. Lo vemos desde ahí y luego bordeamos el cráter y bajamos por una escalera hasta la orilla del lago. En el cráter se ha formado un lago. Justo al lado hay unas explicaciones en inglés. No recuerdo qué profundidad tiene, pero es mucho menor de la que esperaba. Pensaba que tendría un montón de metros de profundidad, pero me parece que en la parte más honda son 6 metros.


Después, intentamos buscar los demás, y como nosotros hay otra gente que lo intenta, pero nada. Damos una vuelta hacia un lado y hacia el otro y no lo conseguimos. Para los demás no hay ninguna indicación, pero ya estamos acostumbrados y no nos sorprende. Sin mapa es imposible. Volvemos al coche. Me aprece interesante visitar antes el museo del meteorito para entender mejor las teorías de lo que pasó y ver un fragmento del mismo fosilizado, aunque por lo que pone en la guía no tiene nada que ver con el que cayó aquí. La entrada cuesta 1,30 € por persona. Es interesante y te explica varias cosas de la zona. Se cree que a principios de la época medieval el cráter estaba protegido por una muralla de piedra que lo rodeaba, por los restos encontrados allí, pero hoy en día no se conserva nada. También hay varias teorías de la caída del meteorito y por lo visto hay varios acontecimientos del estilo por allí, que también explican. 

Después de ver el museo, tenemos calor y decidimos buscar una playa donde darnos un baño. Esto es una isla, debe haber varias. Así probaremos el mar báltico. Propongo a Javi volver a Panga y bañarnos en la playita de enfrente del hostal, pero dice que no que estamos lejos, así que buscamos una cercana. Pedimos al GPS que nos lleve a alguna. Nos hace parar en un sitio y toca andar, pero la zona no mola mucho: está dejada de la mano de dios, es una zona pantanosa y con maderas en el suelo para que no te hundas en el barro. Además estoy asustada porque Javi ha visto una serpiente desde el coche mientras veníamos. Al final del camino hay como un lago pantanoso, pero no hay playa ni zona donde dejar las toallas. Además, hay muchos juncos y plantas y nos da miedo de que pueda salir algo de ahí. Volvemos al coche y buscamos otra. Pero nos encontramos con el mismo problema y al decidir buscar una tercera lo mismo, así que lo olvidamos. Vamos a Kuressaare.


Llegamos al hostal a la 1:00 de la tarde, y está súper cerca del centro. Podemos ir andando perfectamente. La señora nos dice que hasta las 3:00 la habitación no estará lista, así que nos vamos a dar una vuelta. Kuressaare, no sé si es por ser la capital, pero sí que es un pueblo como dios manda. Pillamos la oficina de turismo abierta y entramos a coger un mapa. La señora nos pregunta que de qué país venimos y al decirle que de España, se queda muy sorprendida. Normal, no creo que vayan muchos españoles por allí. Hay unos puestos en una pequeña plaza y vemos lo principal del pueblo, lo cual se hace un pis pas. 


Decidimos comer en un bar muy curioso, ya que la barra está dentro de un autobús antiguo. Le digo a Javi de hacerle una foto, pero él me dice que después, y luego se nos olvida. La verdad una pena. Pero os pongo una foto que he encontrado en internet para que os hagáis una idea. Lo que se ve es la barra y al rededor están las mesas. Se llama John Bull Pub y se come bastante bien y barato, aunque me sirvieron una ensalada y cuando pedí aceite y vinagre para aliñarla no me entendieron. Ni con gestos. Es lo que tiene no hablar estonio, que no hay manera de entenderse con la gente, porque lo que es el inglés...Pero ni haciendo gestos. Así que nada, me como la ensalada solo con sal. Ya son las 2:45, seguro que nos dan la habitación.
El hostal se trata de una casa propiedad de una señora, que alquila las habitaciones. Es una casa rústica con 4 habitaciones y cuatro plazas de coche (una para cada habitación). La señora es muy amable, y afortunadamente habla inglés. Me hace elegir entre dos habitaciones y yo escojo una que tiene un pequeño balcón. La casa está decorada en estilo rústico y tiene un par de salones comunes para ver la televisión bastante chulos. Se supone que hay wifi gratis, pero mi portátil no se conecta ni a la de tres, sólo el móvil de Javi y si se va al balcón e igualmente la señal es malísima y se corta todo el rato. Así que sin tele y sin internet. Dormimos un rato la siesta y a las 5:30 nos vamos a ver el castillo, que nos ha faltado de ver antes. El tiempo ha empeorado visiblemente, ya que hace más fresco y ha empezado a chispear. 


El castillo cierra a las 7 y la última entrada es a las 6, llegamos casi por los pelos. La verdad es que es interesante. Está en un sitio muy bonito, con vistas al mar y es enorme y laberíntico. La entrada cuesta 4 € por persona. En la planta de abajo, podemos encontrar todos los animales que existen en la isla de Saaremaa e imagino que también en Estonia, disecados. Espero que sean maquetas. Después hay varios entresijos, pasillos y salas y después hay como tres plantas dedicadas a la historia del siglo XX, donde la invasión nazi y la soviética tienen un lugar muy importante. Es muy interesante y hay muchos objetos, con explicaciones en inglés. Al final, hay una reproducción de un piso típico de los años 60. De hecho hay personas mayores que aún tienen su casa de este estilo. Arriba del todo hay una salida a las almenas del castillo, desde donde puedes ver las maravillosas vistas al mar. Ahora llueve un poco más que antes.  En frente del edificio principal hay otro también muy grande. No se acaba nunca.  Hay una cárcel, una cocina, las dependencias de un obispo, un claustro, ... Ya hemos terminado de ver el castillo (están cerrando) con un poco de estrés, porque es muy grande y un laberinto, con escaleras y pasillos que entras por un sitio y sales por otro. 

Sugiero a Javi ir a la playa de Ohessaare, que he visto en la guía que hay como unos montones de piedrecitas hechos por la gente y quiero verla, pero está un poco lejos, no hay garantía que la encontremos y llueve bastante, así que desistimos. Damos una vuelta por el pueblo, que está muerto y encontramos un supermercado abierto, en el que compramos cosas para la cena. Volvemos al hotel.

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