Me levanto con un humor de perros gracias a los vecinos de arriba, que no sé qué narices están haciendo, caminando de un lado para otro y chillando, a las 6:30 de la mañana. A las 7 me suena el despertador y miro por la ventana a ver qué tal día hace. Sigue igual que como lo dejamos anoche: llueve a mares. A las 7:30 bajamos a desayunar y la señora de la casa ya nos tiene preparado el desayuno: pan blanco y negro, huevo duro, embutido, mantequilla, mermelada de melocotón, yogur de fresa, zumo de naranja (por llamarlo de alguna manera) y pepino y tomate. Sí porque en este país es muy habitual desayunar ensalada aunque a mí no me cabe en la cabeza. Tomamos un té y ya terminamos de cargar el coche. Nos ponemos en camino y aunque llueve, ya no llueve tanto. Tenemos que ir hacia Kuivastu, donde se coge el ferry para volver al continente y abandonar la isla de Saaremaa. Cuando llegamos al puerto se acaba de ir el ferry y toca esperar de nuevo casi una hora.
La habitación tiene una pequeña cocina sin utensilios, así que no se puede usar, y una tele. El wi-fi funciona, aunque tenemos muchos problemas para ver algunas páginas. Comemos y salimos a dar una vuelta. Narva no tiene mucho para ver, pero se nota que es una ciudad fronteriza porque es bastante grande. De hecho es la más grande que hemos visto hasta el momento, sin contar las capitales. Y se nota un montón la influencia rusa. Normal, estando tan cerca y teniendo en cuenta que el 90% de los habitantes son rusos. No sé qué tal llevarán esto los estonios...Todo está bastante solitario y nos da un poco de cosa. Damos una vuelta por el típico barrio soviético con algunos grupos de hombres bebiendo. No nos inspira confianza.
Caminando, llegamos al castillo, que está bastante bien. Está en un prado grande y desde donde está el castillo se puede ver la fortaleza Ivangorod, que está ya en Rusia. Hoy es el día de la independencia de Estonia y pensamos que sería día festivo, pero todo está abierto. Pensamos que harían eventos y actos especiales, pero no. Quizás es porque están demasiado cerca del país invasor y porque la población es más bien rusa.En el prado al lado del castillo hay un campeonato de hípica y hay algunas mujeres vestidas con trajes tradicionales, pero nada más.
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