domingo, 28 de diciembre de 2008

AGOSTO 2005-TENERIFE

En agosto de 2005 estuvimos en Tenerife. Es una isla muy bella, aunque según lo que vayas buscando puede ser que no te guste. No busques playas de arena blanca y fina y aguas cristalinas, porque no las encontrarás. Más bien todo lo contrario: playas de arena negra o color ceniza y en muchos casos, con piedras.

Este viaje lo hicimos con 4 personas más y lo cierto es que lo pasamos genial. Lo organizamos mediante agencia de viajes y ha sido el último que hemos organizado así porque el resto ya siempre lo hemos hecho por nuestra cuenta.

El hotel lo elegimos en la zona sur, en Costa Adeje. Normalmente la gente elige los hoteles en la zona norte, en Santa Cruz de Tenerife, pero nos recomendaron que fuéramos al sur, porque allí siempre hace mejor tiempo. Y es verdad porque las veces que subimos al norte hacía más fresco y estaba nublado.

Tenerife es una isla de contrastes. Puede ser que haga un sol magnífico y que derrepente se nuble y empiece a llover. O se levante un viento de mil demonios, por lo que os recomiendo que siempre llevéis a mano una chaquetilla por si las moscas. Donde más diferencia de tiempo y temperaturas hay es de norte a sur.

PRIMER DÍA. Aprovechamos para descansar en la piscina del hotel. Era precioso. Se llamaba Costa Adeje Palace, por si alguien le interesa. Por la tarde cogimos un minibus que salía del hotel cada media hora y que te llevaba al pueblo gratis. Estuvimos paseando por el paseo marítimo y buscando alguna manera de alquilar un coche. Tuvimos muchos problemas para encontrar una agencia que nos alquilara, ya que pedían una edad mínima de 26 años y tres años de carnet. De los seis que íbamos sólo tres tenían y ninguno sobrepasaba los 20 años. Llamamos a la guía que nos habían asignado esos días para ver si nos
Vistas del hotel
podía echar una mano, y al final consiguió que nos alquilaran dos coches. Al día siguiente a medío día nos los darían. Y nosotros más contentos que unas castañuelas, porque claro, moverte por Tenerife sin tener coche es bastante rollo.

SEGUNDO DÍA. Bajamos a desayunar al hotel. El desayuno constaba siempre de buffet y era impresionante. Podías comer de todo lo que podáis imaginar. Nos pegábamos unos desayunos que no veas, con deciros que luego casi no comíamos nada en todo el día. Estuvimos un rato haciendo tiempo en la piscina y después fuimos a la recepción donde quedamos para que nos entregaran los coches. En verdad las personas que nos los alquilaron nos resultaron muy sospechosas, parecíamos mafiosos haciendo trapis, jajajaja. Hicimos el papeleo, dimos 400 € cada coche de fianza que nos sería devuelta cuando devolvieramos los coches, siempre que no tuvieran ningún daño y nos entregaron las llaves. Apretón de manos y hasta luego. Cuando vimos los coches nos morimos de la risa: 2 renault clio del año la quica, hechos polvo. El nuestro para abrir la puerta del copiloto, había que entrar por la puerta del conductor y darle un golpe para que se abriera el pestillo, pa flipar. No tenía bandeja trasera y por supuesto no tenía radiocassette. Vamos, que tenía volante y ruedas porque era imprescindible que si no... Y el otro tres cuartos de lo mismo. Lo primero que hicimos fue tirar para el parque nacional del Teide y visitar la zona.

Era muy bueno viajar en estos coches, porque cuando lo ponías a 100 parecía que iba a despegar, empezaba a temblar el coche entero y ya no os cuento cuando había que subir una cuesta, casi nos tenemos que bajar a empujar!!! Bueno al fin llegamos al Teide y estuvimos andurriando por la zona. Es un sitio muy guapo, con rocas con formas curiosas efecto de la erosión del viento. Las vistas son impresionantes también. Tuvimos la suerte de que hiciera un día soleado y como estás tan alto, estás por encima de las nubes.
El resto del día lo dedicamos a ver el valle de la Orotava, Icod de los Vinos donde se encuentra el árbol más famoso de la isla: el Drago milenario y demás pueblecitos encantadores, entre ellos Garachico.




TERCER DÍA. El segundo día por la tarde, Javi y yo dijimos que nos apetecía mucho ir a La Gomera pero al resto no les apetecía, preferían ir al Loroparque, que es un parque con delfines, acuarios, focas, etc. donde también hacen espectáculos con loros. Así que al día siguiente nos sepatamos: Javi y yo nos fuimos a La Gomera y el resto de la people al Loroparque.
El Drago Milenario
El autocar nos vino a buscar a las 6:45 de la mañana y a las 8:15 ya estábamos embarcando rumbo hacia la isla. Era un barco grande, estilo Transmediterránea. La guía nos dijo, que como era un día muy despejado y el mar estaba tranquilo es posible que pudiéramos ver delfines e incluso ballenas, aunque no era seguro. Y vaya si los vimos!!! Los que mejor se dejan ver siempre son los juguetones delfines, que van saltando en proa siguiendo al barco. Las ballenas ya, es más difícil, se dejan ver pero de lejos. Aunque nosotros vimos durante la hora y media que duró el viaje dos grupos de ballenas: uno de lejos y otro más de cerca. Nos podemos considerar afortunados porque son un poco difíciles de ver. De hecho hay excursiones que te llevan todo el día en barco a ver las ballenas. Pero mis padres, que habían estado hacía dos años, no me la recomendaron, porque dijeron que si hace mal tiempo, acabas echando hasta la última papilla, el barco se mueve mucho y tampoco se ven bien. Así que hicimos dos en uno!!!
A las 10:00 ya estábamos desembarcando en La Gomera en el puerto de San Sebastián, que es la capital y nos recogió el autocar para llevarnos a hacer el recorrido por la isla. También está llena de contrastes porque al lado de la playa está seco y conforme vas subiendo va siendo más y más verdes hasta que llegas hasta el Parque de Garajonay que parece una selva. Es precioso. Eso sí, el viaje en autocar acojona un poco, porque va subiendo por una carreterita super estrecha y ves los barrancos y dices: Dios mío, como el Autocar derrape nos vamos a tomar viento!!! pero las vistas son impresionantes y vas viendo la playa cada vez más pequeña. La primera parada fue una tienda de artesanía y la segunda parada ya fue el Parque de Garajonay. Mientras, la guía iba explicándonos un montón de cosas acerca de la isla, sus costumbres, etc. También hay zonas, conforme vas subiendo que parecen escalones la montaña. Ahí plantan cosas los campesinos y se hicieron así porque la isla es tan abrupta que es imposible hacerlo de otra manera, ya que apenas hay terreno llano. En el parque puedes hacer varios itinerarios de senderismo, pero está todo muy protegido. También hay numerosos paneles informativos sobre la fauna y flora autóctonas. Ya bajando el autocar nos dejó en un restaurante. Allí probamos una sopa típica hecha de un tronco de árbol, que estaba muy sabrosa, de segundo carne especiada y de postre, cómo no, plátano frito. Al acabar la comida, nos hicieron una demostración del silbo gomero, que es un silbido que usaban los campesinos para comunicarse de un acantilado a otro. Aún lo usan los más mayores pero lo cierto es que se ha perdido bastante. Es muy curioso ver cómo se entienden, cada sonido es una palabra.
Un roque en La Gomera
Después de comer el autocar nos llevó a la capital y nos dejó una hora libre, que aprovechamos para visitar la ciudad (que es muy pequeñita). A las 17:00 ya nos estaba esperando el barco para volver a Tenerife. Durante el trayecto de vuelta no vimos ballenas ni tampoco delfines. Como el autocar tenía que ir dejando a toda la gente en los hoteles, y nuestro hotel era el último llegamos a las 8:00 de la tarde, super cansados, pero muy contentos por la excursión.
CUARTO DÍA. Este día lo dedicamos a ver el norte de la isla. En Santa Cruz, como no, estaba nublado y hacía bastante fresco. Estuvimos viendo la ciudad y comimos en un restaurante, donde aprovechamos para probar las especialidades de la isla, como las papas arrugás y el mojo picón, tanto el verde como el rojo, que os recomiendo porque están buenísimos. Yo incluso compré un poquito para traerme a casa. Por la tarde hicimos compras.También vimos los Lagos Martiánez. Son unas piscinas naturales muy bonitas, que vimos de lejos, porque aunque había bastante gente, el tiempo no acompañaba demasiado para darse un baño.
QUINTO DÍA. Este día nos tiramos casi todo el día en el hotel en la piscina y en la playa. Sobre las 17:00 Javi y yo decidimos salir un rato, pero los demás decidieron quedarse en el hotel. Fuimos a La Candelaria, donde hay una iglesia y un paseo marítimo lleno de estatuas. Al final de este hay una cuevecita donde rompen las olas, muy bonita también y fuimos a ver también La Orotava, que aunque habíamos estado hacía un par de días por allí, no habíamos parado en el pueblo. Dimos un paseo y ya se hizo la hora de volver al hotel.
SEXTO DÍA: Este día bajamos a la Playa de las Américas, dimos una vuelta por allí y pasamos el resto del día en el hotel, ya que era nuestro último día y teníamos que preparar las maletas. Ah! Y por supuesto teníamos que devolver nuestros "lujosos y veloces" coches. Esa misma noche nos llamaron los que nos los habían alquilado y nos dijeron que dejáramos la llave en la recepción del hotel y que ellos la retirarían, pero como no nos fiábamos ni un pelo y además nos tenían que devolver los 400 € por coche que habíamos dejado de fianza, decidimos dárselas al día siguiente cuando los viéramos. Al día siguiente vinieron a la recepción les dimos las
Iglesia de La Candelaria
llaves, ellos el dinero y todos tan felices.
En cuanto a vida nocturna no os puedo decir mucho. Fuimos un par de noches a La Playa de las Américas a un sitio que había un montón de pubs. No estaba mal, pero habían muchos guiris y era música de guiris. Seguro que en Santa Cruz está mucho mejor, pero nosotros compramos bebida y preferíamos quedarnos en el hotel bebiendo y echando alguna partida a algún juego.
Y nada, aquí acaban nuestras vacaciones en Tenerife.

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